Si el mundo continuara siendo como fue, no habría ganado Morena en México; Donald Trump seguiría siendo solamente un espectáculo; un rockero con una motosierra no habría tirado el ‘peronismo’ en Argentina y el bitcoin no ganaría valor más rápidamente que el oro, reivindicando de paso al presidente Nayib Bukele.
Perdone usted, Agustín Carstens. Los hechos como son: en cinco años que incluyen la incertidumbre generada por guerras y pandemia, el oro se apreció 82 por ciento. El bitcoin, hasta ayer, mil 230 por ciento, cuando superó los 98 mil dólares. ¿Cuál es ahora el refugio de las inversiones en tiempos difíciles? Que venga el debate.
¿Por qué el mundo modifica aceleradamente sus valores políticos o económicos? Que lo respondan Harari y los sociólogos. Pero que no quepa duda, estamos cambiando la era.
Regresemos a la cuestión: ¿por qué gana valor el bitcoin? La gente continúa produciendo oro y nadie puede definir si alguna vez terminaremos con las reservas, suponemos que es un bien finito. Del bitcoin estamos seguros que lo es, su programación original determina que no habrá más de 21 millones. Los ‘mineros’ digitales siguen trabajando y pronto estaremos solamente dividiendo sus fracciones en el mercado.
La preestablecida escasez de este activo ayuda a su apreciación, por supuesto.
La practicidad de su uso muestra su valor. ¿Tienen ustedes problemas para enviar dinero a otro país? ¿Les cuesta caro hacerlo? Abran su cuenta en un exchange mediante su smartphone, cambien pesos por bitcoin y transfieran a su amigo en India, si les da la gana. El costo de hacerlo es ridículo y la transacción, casi inmediata. Allá, él hará el cambio de bitcoin a rupias.
Además, recientes sucesos aceleran su encarecimiento. Va una corta lista:
Cambios políticos. La elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos impactó el mercado. Él ha expresado su apoyo a los activos digitales, prometiendo convertir a su país en la “capital cripto del planeta” y proponiendo la creación de una reserva estratégica de bitcoin. Estas declaraciones generan expectativas de un marco regulatorio amigable para las criptomonedas.
Más inversión institucional. Grandes corporaciones y fondos de inversión aumentan sus tenencias de bitcoin. Por ejemplo, MicroStrategy, que brinda análisis avanzados de datos con inteligencia artificial a las empresas, incrementó sus reservas a 331 mil 200 bitcoins.
Éxito de los ETF de bitcoin. Esos ‘combos’ financieros disponibles para todos en el mercado incluyen ahora bitcoin en su ‘menú’, como el iShares Bitcoin Trust (IBIT) de BlackRock, que superó en tiempo récord los 40 mil millones de dólares en activos bajo gestión.
Opciones. ¿Quién quiere especular? La reciente introducción de opciones sobre ETF de bitcoin añadió una nueva dimensión al mercado, permitiendo a los inversionistas especular sobre futuros movimientos de precios y cubrir posiciones.
Macroeconomía. La incertidumbre económica global y la locura de bancos centrales que repartieron dólares y euros sin respaldo llamándolo ‘políticas monetarias expansivas’ para animar sus economías, exportaron inflación de Estados Unidos y Europa hacia el resto del mundo.
Eso, sumado a la guerra y los cambios políticos provocan una respuesta instintiva. Los inversionistas buscaron activos alternativos como bitcoin para proteger su capital.
Asuntos técnicos. Además está la reciente y programada reducción a la mitad de las recompensas a los mineros (halving) que ‘encuentran’ bitcoin, que desincentivó y redujo la oferta, creando una escasez que combinada con una demanda creciente, impulsó el precio.
Al aire me preguntó ayer Omar Cepeda, de El Financiero TV. ¿Sólo el bitcoin subió? No, también el Ethereum, un sistema que permite hacer contratos digitales; Sand, útil para comprar ‘terrenos’ virtuales y rarezas como Chiliz, que une a aficionados con sus equipos de futbol.
El valor fundamental de todas no está en que sean ‘activos’, sino en que se trata de herramientas funcionales que no requieren intermediarios como los bancos, que cobran comisiones por todo.
¿Llegará el bitcoin a los 100 mil? Nadie lo sabe con certeza.